sábado, 24 de noviembre de 2012

Madres e hijas...

Ayer estuve viendo "Brave", la última peli de Pixar y me encantó!!! No voy a entrar a valorar el tema de las pelis Disney y los mensajes subliminales que lanzan, porque las pelis de dibujos procuro verlas con ojos de niña. 
 Me fijo en lxs "protas", en la música, en si me engancha la historia...creo que como se deben ver algunas películas; ya pasamos por el tamiz mental demasiadas cosas como para "hacerme una paja mental" cuando tengo unas palomitas entre las manos y una peli por empezar.
Ya sabía que me iba a gustar porque contaba con dos elementos que me gustan mucho: los paisajes con marcada reminiscencia celta y una protagonista indómita con una indómita melena pelirroja (soy pelirroja de corazón y celta de espíritu...jejejeje...)
La cosa es que, una vez vista, esta peli me dió mucho que pensar porque trata de un tema que últimamente está muy presente en mi vida y creo que en la de muchas mujeres conscientes: la relación entre madre e hija.
Es un tema que creo que muchas de las mujeres que nos iniciamos en el camino de la consciencia y la conexión con nuestra esencia divina femenina tenemos pendiente.  Cómo ha sido nuestra madre, qué patrones hemos heredados, qué clase de mujer somos...y un montón de pequeños matices más.  Tenemos muchas heridas que sanar con respecto a nuestro linaje femenino heredado.
Y creo que de una manera muy gráfica, Mérida y su madre tienen los mismos problemas: la reina quiere una "princesita como Dios manda" y la princesa quiere ser "una mujer que corre con los lobos" (o en este caso, con los osos...)
Habla de arquetipos que todas somos capaces de reconocer, a poco que nos pongamos.  Creo que muchas nos hemos sentido igual de incomprendidas que la pelirroja heroína, nos ha apretado el vestido tanto como a ella y hemos tenido ganas de agarrar un caballo, muchas veces imaginario, y salir huyendo hacia el bosque.
Y como no podía ser de otra manera, también nos da una lección que deberíamos tener en cuenta: con paciencia, amor y escuchándonos la una a la otra podemos solucionar algunos de los problemillas que arrastramos en la relación con nuestra madre.
Digo "algunos" porque sé que hay heridas muy difíciles de sanar y relaciones casi imposibles de componer y en las que, por mucha peli Disney que veamos, no vamos a tener las claves para solucionarlo.
Por mi parte, propongo no olvidar nunca a la intrépida Mérida, no dejar de ser "una mujer salvaje", porque no sólo nuestra madre, sino la sociedad entera nos condena a ser una "princesita de cuento".  Las mujeres "no deben" tantas y tantas cosas, según los criterios patriarcales...
Así que...agarremos nuestro arco y nuestras flechas y conectemos con el lado "pelirrojo" de nuestro corazón.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Año nuevo...

Para lxs que practicáis una espiritualidad wiccana, pagana, de la Diosa o como queráis llamarla, no os sonará extraño que este post se llame así, porque acabamos de celebrar Samhain.  Cada vez más aparecen artículos sobre esta festividad celta, hasta me lo he tropezado en la explicación de las fotos de Fb de una amiga con sus niñas disfrazadas, a raíz de la celebración del tan traído y llevado Hallowen.  No es mi intención daros una charla sobre qué se celebra y a qué se refiere esta tradición, eso lo dejo para vuestros instintos investigadores, si no conocéis esta festividad y os interesa.  Lo que sí quiero explicaros es cómo lo celebro yo, desde hace ya unos años.  
Desde los 16 años, guardo cuadernos "anuales" (no me gusta llamarlos "diarios", porque escribo cuando me apetece o lo necesito...), algunos muy repletitos de historias, papelitos, dibujos y todo lo que os podáis imaginar y otros más parcos en palabras. Lo que es cierto es que en todos ellos, soy más YO que nunca.  Me encanta escribir y siempre ha sido una terapia para mí, porque sitúo fuera de mi cabeza y mi corazón las emociones y puedo trabajar con ellas, entenderlas, sentirlas y dejarlas marchar.  También me sirven para ver cómo voy evolucionando y desde que celebro el camino de la Diosa, los utilizo en mi particular celebración de Samhain.  
Un par de días antes, releo todo mi cuadernito y recuerdo momentos vividos, dolores y alegrías experimentados y cómo me han ido moldeando el cuerpo y el alma. Y después, agradezco todo lo contenido en él, lo ofrezco a Cerridwen y su caldero de la Transformación e inaguro el nuevo.  
 Este año ha sido, entre otras cosas, el año del perdón.  He trabajado mucho con él y aunque todavía me queda mucho por hacer, reconozco que, cuando me conecto desde mi centro, me resulta un poquito más fácil acceder a él y ofrecerlo, de corazón. Perdonar a quién me ha hecho daño y también perdonarme a mí misma.  Y la verdad es que, cuando lo experimentas de verdad, te liberas de muchos pesos acumulados.
También ha sido el año de experimentar la impaciencia, el que no se cumplan mis deseos, el tiempo de sincronizarme con los ciclos naturales y su devenir y aprender a abrazar lo que venga, porque siempre te llega lo que necesitas, aunque no sea lo que quieras.
Y el tiempo de los nuevos proyectos laborales y el avance de "Trece Lunas", del círculo de mujeres, de mi compromiso conmigo misma, con mi esencia de bruja, que como muy bien explica Guadalupe Cuevas, no es sino volver a sentir lo que ya sintieron nuestras ancestras: la conexión con la naturaleza y con nosotras mismas.
Así que, ahí ando, celebrando el "nuevo año", con páginas en blanco por llenar y disfrutando de lo que está por venir.  Tanto si lo celebráis como si no...¡¡¡Feliz Samhain!!!



jueves, 30 de agosto de 2012

La niña que fui, la mujer que soy

Cuando una llega a una edad como la mía, ya tiene suficiente experiencia y recuerdos como para valorar si ha cumplido los sueños y deseos de la infancia, y a raíz de un montaje que hice para mi cumpleaños, me ha dado por pensar en cómo era de pequeña, qué me gustaba...y si guardo algún parecido con la niña que fui.  Y la verdad es que me he dado cuenta de que sí, de que ya entonces "apuntaba maneras"; de que muchos de los intereses que tenía, los sigo teniendo; de que ya me producían admiración mujeres "especiales", fuera de los cánones imperantes.

Por ejemplo, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, decía que "escritora", como Gloria Fuertes; me fascinaba una mujer que entendían a l@s niñ@s siendo adulta y que encima, parecía un señor, con esa voz fuerte que decía: "El camello se pinchó con un cardo del camino; y el mecánico Melchor, le dió vino". ¡¡¡Me encanta "El camello cojito"!!!

 Sabía que a los 23 años (no sé el porqué de esa edad...) iba a vivir sola y que si me casaba, que no lo tenía nada claro...sería en vaqueros y con trenzas. Durante mucho tiempo, mi juguete favorito fue un disfraz de enfermera, que servía para curar a las personas, a los animales, a las plantas...y que luego se convirtió, por obra y gracia de unas tijeras y mi imaginación prodigiosa, en muchos otros disfraces.

Me inventé un mundo etéreo y maravilloso convirtiendo a las "Barriguitas" (no sé si recordáis esas muñecas pequeñas) de mi hermana en hadas y duendes que vivían en un bosque que hicimos con telas bajo la mesa del salón.  Aprendí a amar las tormentas, la tierra mojada, los olivos recortados contra el cielo en el huerto de mis abuelos...y me negué a comer un corderito hermoso que compraron, porque fue mi compañero de juegos durante muchos días...¡¡¡cómo podían pensar los adultos que me comería las costillitas de "Copito de nieve"!!!!

En la adolescencia, lo mismo me gustaba lo heavy que lo pijo (entonces, aún había "tribus" y buscábamos ser "originales"...algo que no parece tener mucha importancia hoy en día, que tod@s l@s adolescentes parecen ser gemel@s)  Hasta que, entrando en el mundo scout, descubrí la estética y los valores "hippies", "ecológicos", "éticos" o queráis llamarlos...Y hasta el día de hoy, que con la evolución lógica por edad y vivencias, siguen siendo mi código de valores.

Hasta me acerqué a la iglesia, en busca de espiritualidad y justicia social...y aunque luego tomé otros caminos, aprendí que tod@s som@s iguales y que quiero dejar este mundo en mejores condiciones de las que lo encontré (by Baden Powell, fundador del Movimiento Scout).  Cantando las canciones de Labordeta, Ixo Rai, Silvio Rodríguez y tant@s otr@s, supe que hay muchas causas por las que protestar y manifestarse...y todavía guardo el recorte de "El Heraldo de Aragón" donde, con la pañoleta al cuello, sujetábamos la bandera de Aragón más grande que recuerde, pidiendo "agua y libertad".

Cuando abres tu propia caja de Pandora, te asaltan mil y un recuerdos; al menos, a mí me pasa.  Recuerdo ropas, canciones, programas de la tele...memorables en mi familia son los juguetes de cartulina que me hice durante los 3 meses que pasé en cama por culpa de la hepatitis; ¡¡menudo monedero con dni y dinero!! y para qué contar las uñas postizas y el lápiz de labios!!!...jajajajajaja...
Miro fotos y me acuerdo de emociones, deseos, sueños que tenía y que tengo.

Porque la conclusión a la que llego es que me parezco bastante, por no decir mucho, a la niña que fui.  Lo verdaderamente importante, que durante algún tiempo parecía estar oculto en mi interior, fue saliendo poco a poco a la superficie, impregnando toda mi vida.  El golpe de timón que dí a los 30 fue definitivo para descorchar todo aquello que guardaba un poquito escondido...y ahí fue donde apareció la mujer que soy ahora, con sus virtudes y defectos, pero que sigue teniendo la misma mirada ilusionada de niña; a la que le siguen gustando el regaliz rojo, los dibujos animados y un papel y un boli (o en su defecto, un ordenador y un blog) donde crear mundos nuevos, personajes exóticos y todo aquello que su imaginación le dicte...
Solo hace falta escuchar con atención....




martes, 10 de abril de 2012

Confiar y fluir

Hay momentos en la vida en que parece que todo está estancado y días en los que sientes que da igual a qué hora te levantes, si no tienes nada especial que hacer... Inmers@s como estamos en una forma de vida en la que la inmediatez parece que es lo mejor, nos cuesta parar.  Nos cuesta parar, pero sobre todo nos cuesta confiar en que esta lentitud es buena y necesaria.
Si volviéramos la vista y la conciencia a la Madre Naturaleza, veríamos que su ritmo, que es el nuestro, no es rápido; es constante, lento, con calma... Las semillas no florecen de un día para otro, aguardan en el interior de la tierra, calladas, tranquilas; son regadas por las lluvias y acariciadas por el Sol y la Luna también les envía su luz y su energía.  Y un día, después de muchos meses, aparece una hojita chiquita, testigo de que la vida vuelve a renacer.  
Aunque llevo bastantes meses viviendo a un ritmo mucho más lento del que estaba acostumbrada, hoy es uno de esos días en que me cuesta pensar que todo está bien, que hay que sentir el momento, sin pensar en el ayer ni en el mañana.  Y es entonces cuando me tengo que recordar que, precisamente ahora, es cuando más necesito confiar y fluir.  No poner barreras a este momento, ni acelerar procesos que necesitan su tiempo de maduración.  
Me resulta muy difícil porque soy de naturaleza impaciente; lo quiero todo para ya! He sido educada para "producir" y ahora no lo estoy haciendo, o al menos, eso parece... Y entonces llegan los nervios, el bajón, las comeduras de coco...Empiezo a dormir intranquila, a agobiarme y perder mi centro.  Y en medio de toda esa marea de emociones, de pensamientos negativos y positivos que se entrecruzan, de proyectos que no llegan ni a ser escritos en papel, me recuerdo a mí misma que, como Mamá Gaia, soy cíclica; todo sigue su ritmo y a veces es más frenético y a veces, más lento.
Confiar y fluir, como un arroyo entre las piedras...